Lo que veo y leo
No estamos preparados para aceptar que podemos perder TODO y volver a empezar. Desde que tenemos consciencia acumulamos “cosas”, objetos, personas, vivencias, fotos, recuerdos, ahora hasta seguidores, casi sin parar. Pero de repente llega un momento donde te das cuenta que nada de eso tiene importancia realmente, es solo tu intención de aferrarte, de acumular en sí, no te da felicidad, quizás minutos o segundos de alegría.
El escritor de este pequeño, pero sustancial libro, descubre y vive una experiencia que pocos quisiéramos vivir… ser enterrados en vida a voluntad por unas horas, algo usado como terapia de choque en Corea del Sur para concientizar a los jóvenes principalmente de la importancia de la vida y de los pocos momentos de felicidad que se tiene ( según el autor una vida de 80 años, solo 46 minutos aproximadamente). Todo propiciado por el mismo ser humano.
Viajar ligero , hace reflexionar cómo “los grandes viajeros llevan pequeñas maletas” con objetos “necesarios y polivalentes”. ¿Lo demás? podríamos preguntar… Lo demás siempre sobra y nos hace meditar en que las personas importantes de nuestra vida no son todos nuestros contactos de teléfono, se cuentan con los dedos de tus manos.
Necesitamos pocas cosas y esas cosas las deberíamos necesitar poco.
En estos tiempos de pandemia, de confinamiento, donde todos perdemos o bajamos esas máscaras sociales ( que todos tenemos), donde ya llevamos días sin interpretar los múltiples papeles que interpretamos cada día; nos llegamos a preguntar si al quitar esa carga de lo que los demás ven en mí, lo que yo les muestro, etcétera, no sería como viajar ligero … no sería como ser más yo y dejar de cargar esa maleta pesada de las expectativas ajenas e incluso de reducir las mías propias y crecer, crecer como ser humano y reducir cargas en todos los sentido, en resumen viajar ligero a través de los días.
Muchas personas sentimos una gran carga social con esos papeles que un día quisimos interpretar y muchos síntomas mejoran al quitar cargas, sobre todo la carga emocional del dolor crónico, la sensación de embotamiento mental, el agobio rutinario, el desanimo.
No está de más en una visión holística de la enfermedad y del ser humano , valorar el cambio o reducción de estas cargas( entre otros asuntos), para llevar una vida más relajada y sentir un mayor bienestar en general.
Por Claudia Urrego